Batuque

  • Danza
  • Música

El batuque es probablemente, entre los géneros que nos han llegado, el testimonio más original de la expresión musical del pueblo caboverdiano, transmitido de las culturas de las tribus africanas originales a la nación criolla que se fue amoldando. Tolerado sólo por las élites colonizadoras, por ser considerado “plebe”, el batuque, muy unido a las fiestas familiares de bodas y bautizos, revela el importante papel de canal de expresión psicofísica de la vitalidad creativa y de la construcción social que tuvo a lo largo de los cinco siglos de construcción de la nación. El batuque es un género musical femenino, interpretado por grupos de mujeres que, sentadas, marcan el ritmo percutiendo “enchumaços” que cuelgan en el regazo y cantan, mientras que otras baten palmas, y otras se entregan a un baile frenético, cuyo clímax, inducido por la chabeta (aceleración del ritmo de las batidas) es da ku torno, y consiste en que las bailarinas sólo mueven los pies, para obtener como efecto el intenso temblor de las nalgas, mientras describen un lento movimiento de rotación, o se van agachando lentamente hasta doblar completamente las rodillas, volviendo a levantarse en un movimiento continuo y lento. El espectáculo tiende a transmitir a la comunidad participante un clima de misticismo en el que a veces surgen episodios de trance. Cada frase musical del batuque es iniciada por una solista y retomada por el grupo, y puede evolucionar en dos momentos: la sambuna (de temas meramente rítmicos y lúdicos) y la finaçon (en la que se improvisan temas existenciales, con referencia a personajes que se apuntan como ejemplo positivo o negativo).

Cabe mencionar que en el siglo XIX el batuque era acompañado por algunos instrumentos, entre los cuales se mencionan las flautas, guitarras y címbalos.

La consciencia de la profunda autenticidad de este género musical ha hecho proliferar, sobre todo en la isla de Santiago, grupos de jóvenes batucadeiras, llevando este género fuera del mundo rural al que por tradición estaba limitado.

Nha Nácia Gomi (Inácia Gomes), interprete tradicional de batuque, grabó un CD que permanecerá en la memoria de las generaciones más antiguas de batucadeiras. Otras, como Nha Bibinha Cabral o Nha Guida Mendi, ya fallecieron, pero surgieron grupos de mujeres jóvenes como Pó di Terra o Terrero como eslabón con las nuevas generaciones, y ciertamente enriquecer este género de cultura musical genuina.

El compositor Orlando Pantera, que falleció en 2001 con sólo 30 años, dejó una vasta obra permitiendo esta revitalización del batuque, interpretadas por artistas en plena pujanza como Lura, Tcheka o Mayra Andrade.

El batuque es probablemente, entre los géneros que nos han llegado, el testimonio más original de la expresión musical del pueblo caboverdiano, transmitido de las culturas de las tribus africanas originales a la nación criolla que se fue amoldando. Tolerado sólo por las élites colonizadoras, por ser considerado “plebe”, el batuque, muy unido a las fiestas familiares de bodas y bautizos, revela el importante papel de canal de expresión psicofísica de la vitalidad creativa y de la construcción social que tuvo a lo largo de los cinco siglos de construcción de la nación. El batuque es un género musical femenino, interpretado por grupos de mujeres que, sentadas, marcan el ritmo percutiendo “enchumaços” que cuelgan en el regazo y cantan, mientras que otras baten palmas, y otras se entregan a un baile frenético, cuyo clímax, inducido por la chabeta (aceleración del ritmo de las batidas) es da ku torno, y consiste en que las bailarinas sólo mueven los pies, para obtener como efecto el intenso temblor de las nalgas, mientras describen un lento movimiento de rotación, o se van agachando lentamente hasta doblar completamente las rodillas, volviendo a levantarse en un movimiento continuo y lento. El espectáculo tiende a transmitir a la comunidad participante un clima de misticismo en el que a veces surgen episodios de trance. Cada frase musical del batuque es iniciada por una solista y retomada por el grupo, y puede evolucionar en dos momentos: la sambuna (de temas meramente rítmicos y lúdicos) y la finaçon (en la que se improvisan temas existenciales, con referencia a personajes que se apuntan como ejemplo positivo o negativo).

Cabe mencionar que en el siglo XIX el batuque era acompañado por algunos instrumentos, entre los cuales se mencionan las flautas, guitarras y címbalos.

La consciencia de la profunda autenticidad de este género musical ha hecho proliferar, sobre todo en la isla de Santiago, grupos de jóvenes batucadeiras, llevando este género fuera del mundo rural al que por tradición estaba limitado.

Nha Nácia Gomi (Inácia Gomes), interprete tradicional de batuque, grabó un CD que permanecerá en la memoria de las generaciones más antiguas de batucadeiras. Otras, como Nha Bibinha Cabral o Nha Guida Mendi, ya fallecieron, pero surgieron grupos de mujeres jóvenes como Pó di Terra o Terrero como eslabón con las nuevas generaciones, y ciertamente enriquecer este género de cultura musical genuina.

El compositor Orlando Pantera, que falleció en 2001 con sólo 30 años, dejó una vasta obra permitiendo esta revitalización del batuque, interpretadas por artistas en plena pujanza como Lura, Tcheka o Mayra Andrade.

Autoria/Fonte

Armando Ferreira

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