Brava - Roteiro
No habrá un contraste más sorprendente que el que suaviza la exuberancia ligeramente difuminada por la persistente neblina de la isla de Brava. Tan cerca en la distancia, menos en los paisajes, estas dos islas son vecinas. Son poco más de 60 kilómetros cuadrados situados al Oeste, cubiertos por una vegetación espléndida, mecida por los sonidos inimitables de las más hermosas mornas criollas del poeta Eugénio Tavares.
La cultura criolla está araigada en Brava, como en un perenne homenaje al poeta. Por otra parte la población se expresa en un criollo especialmente melodioso.
El viajero puede llegar por ejemplo de Fogo, y desembarcar en el rudimentario puerto de Furna, rodeado de una encantadora bahía que proporciona la actividad artesanal de la pesca. Éste es un lugar donde, sin duda, se consuma el primer y obligatorio encuentro con la isla, entre la exuberante vegetación y el mar eterno, como cantara el Poeta.
A semejanza de cualquier otra isla de Cabo Verde, las pequeñas flotas pesqueras abastecen fundamentalmente las necesidades de proteína de la población. Brava no es una excepción, y en cualquier sitio se puede degustar deliciosos platos de pescado, principalmente mero pintado, dorada, esmoregal...
De Furna a Vila de Nova Sintra hay que salvar las famosas 99 curvas de la carretera sinuosa y lenta, hacia el Sudoeste, en dirección al interior de la isla. Distancia corta, pero nada monótona. En cada una de ellas, contadas con exactitud, el paisaje ofrece transformaciones fascinantes, en un entorno siempre dominado, además de las aguas, por el todopoderoso volcán de la isla de Fogo. La emoción y la contemplación se unen a la armonía, para el disfrute del viajero, incluso en lugares discretos que no siempre figuran en las guías. Por mil y una razones, que aquí se suceden de manera embelesadora, hay quien considera que Brava es la isla más hermosa de Cabo Verde.
No será difícil entender que la capital de isla de Brava recibiera el nombre de Nova Sintra, considerada la ciudad más bella del archipiélago. La Sintra portuguesa fue la inspiración obvia de este cautivador espacio formado por casas de ensueño, envueltas por jardines eternamente floridos, y en el cual abundan huertas primorosamente cultivadas.
simboliza en Nova Sintra la manera que tiene la naturaleza de adornar la isla. Al gozar de condiciones climáticas únicas, humedad y frescor permanentes, flores y árboles de una variedad sorprendente se unen hasta donde la vista alcanza, en una pujanza que persiste y se renueva a lo largo de todo el año. Todo ello envolviendo una arquitectura encantadora y deliciosamente conservada.
Aquí transcurren momentos de contemplación agradables y serenos, donde no resulta difícil descubrir la razón por la que Brava también recibe el nombre de isla de las flores y de las mujeres bonitas. Y también la de los poetas, sobre todo porque Eugénio Tavares dejó para siempre su profunda impronta en este lugar que le inspiró y adoptó con orgullo.
Desde Nova Sintra es obligado subir a Nossa Senhora do Monte y penetrar en la meseta central, para comprender la importancia que estos extensos campos tuvieron en la historia de Brava. Aquí la agricultura es intensa, hasta el Cachaço y Monte da Ponta Verde.
Por lo demás, hay cuatro rutas a pie imprescindibles para quien se disponga a permanecer algunos días en Brava: subir de Mato al Pico das Fontainhas, la cima más alta de la isla (750 m); descender de Campo Baixo a Porto de Tantum, con el pueblo colgado en un acantilado; enlazar Mato Grande con Cachaço, pasando por Chão de Aguada y por la casa donde Eugénio Tavares paraba para componer sus mornas, y de Furna a Vinagre, pasando bajo Santa Bárbara.
Fonte do Vinagre es un nombre extraño para un manantial peculiar que atrae a los habitantes de los lugares de esta región. El agua que brota aquí tiene un sabor ácido, y esas características le granjearon fama de proporcionar beneficios medicinales.
Se cree que la causa de dicho fenómeno sea la existencia de un subsuelo con un importante filón de metales.
Sea como fuere, a pesar de la fama, las circunstancias aconsejan el uso moderado de esta agua mineral. Los habitantes de la región sufren problemas de descalcificación en los dientes, hecho que podría estar relacionado con su consumo regular.
Al estar Furna, zona pesquera en la región Nordeste de la isla, expuesta a los vientos dominantes, no siempre se encuentra la paz que se viene a buscar a Fajã d’Água, abrigada en la Zona Noroeste. Bajar a pie el camino de Ribeira d’Água hasta Fajã es una delicia para el visitante, que duda entre la lozanía del verde vivo del paisaje y el azul intenso del mar, disfrutando de este auténtico regalo de la naturaleza.
La bahía de Fajã es muy acogedora, especialmente en días de tormenta, cuando otras zonas de la isla sufren el azote del clima. De ahí que sea también un lugar excelente para los pescadores deportivos, que no se hacen rogar para sacar partido a tan favorables condiciones. También las festividades y las condiciones naturales aquí existentes, como por ejemplo la atractiva piscina natural, convierten a este lugar especial, en único para tranquilas excursiones y otras actividades propias del ecoturismo, convivencia respetuosa entre el hombre y la naturaleza.
que faenaban en esta zona del Atlántico. De esta convergencia convertida en convivencia regular, nació la casi exclusiva emigración de los habitantes de esta zona a Estados Unidos. A tal punto que las referencias a este país son comunes en la vida cotidiana de Brava, tanto en su lengua, como en sus hábitos de consumo. Sus habitantes no perdonan el fútbol o el futbolín, que hasta las muchachas practican con una graciosa habilidad.
Como tampoco es difícil percibir la importancia de la música tradicional, como la Colinha y, principalmente, la morna, en la vida común de la isla de Brava. Esta expresión musical de la poesía nació en Boa Vista, pero es muy especial en la isla de las flores. Aquí la morna canta la unión del hombre con el mar, como se señala en la poesía de Pierre Loti, y canta sobre todo al amor y la saudade, reflejándose en ella el alma de Eugénio Tavares y la saga migratoria y aventurera de los habitantes de esta isla.
No habrá un contraste más sorprendente que el que suaviza la exuberancia ligeramente difuminada por la persistente neblina de la isla de Brava. Tan cerca en la distancia, menos en los paisajes, estas dos islas son vecinas. Son poco más de 60 kilómetros cuadrados situados al Oeste, cubiertos por una vegetación espléndida, mecida por los sonidos inimitables de las más hermosas mornas criollas del poeta Eugénio Tavares.
La cultura criolla está araigada en Brava, como en un perenne homenaje al poeta. Por otra parte la población se expresa en un criollo especialmente melodioso.
El viajero puede llegar por ejemplo de Fogo, y desembarcar en el rudimentario puerto de Furna, rodeado de una encantadora bahía que proporciona la actividad artesanal de la pesca. Éste es un lugar donde, sin duda, se consuma el primer y obligatorio encuentro con la isla, entre la exuberante vegetación y el mar eterno, como cantara el Poeta.
A semejanza de cualquier otra isla de Cabo Verde, las pequeñas flotas pesqueras abastecen fundamentalmente las necesidades de proteína de la población. Brava no es una excepción, y en cualquier sitio se puede degustar deliciosos platos de pescado, principalmente mero pintado, dorada, esmoregal...
De Furna a Vila de Nova Sintra hay que salvar las famosas 99 curvas de la carretera sinuosa y lenta, hacia el Sudoeste, en dirección al interior de la isla. Distancia corta, pero nada monótona. En cada una de ellas, contadas con exactitud, el paisaje ofrece transformaciones fascinantes, en un entorno siempre dominado, además de las aguas, por el todopoderoso volcán de la isla de Fogo. La emoción y la contemplación se unen a la armonía, para el disfrute del viajero, incluso en lugares discretos que no siempre figuran en las guías. Por mil y una razones, que aquí se suceden de manera embelesadora, hay quien considera que Brava es la isla más hermosa de Cabo Verde.
No será difícil entender que la capital de isla de Brava recibiera el nombre de Nova Sintra, considerada la ciudad más bella del archipiélago. La Sintra portuguesa fue la inspiración obvia de este cautivador espacio formado por casas de ensueño, envueltas por jardines eternamente floridos, y en el cual abundan huertas primorosamente cultivadas.
simboliza en Nova Sintra la manera que tiene la naturaleza de adornar la isla. Al gozar de condiciones climáticas únicas, humedad y frescor permanentes, flores y árboles de una variedad sorprendente se unen hasta donde la vista alcanza, en una pujanza que persiste y se renueva a lo largo de todo el año. Todo ello envolviendo una arquitectura encantadora y deliciosamente conservada.
Aquí transcurren momentos de contemplación agradables y serenos, donde no resulta difícil descubrir la razón por la que Brava también recibe el nombre de isla de las flores y de las mujeres bonitas. Y también la de los poetas, sobre todo porque Eugénio Tavares dejó para siempre su profunda impronta en este lugar que le inspiró y adoptó con orgullo.
Desde Nova Sintra es obligado subir a Nossa Senhora do Monte y penetrar en la meseta central, para comprender la importancia que estos extensos campos tuvieron en la historia de Brava. Aquí la agricultura es intensa, hasta el Cachaço y Monte da Ponta Verde.
Por lo demás, hay cuatro rutas a pie imprescindibles para quien se disponga a permanecer algunos días en Brava: subir de Mato al Pico das Fontainhas, la cima más alta de la isla (750 m); descender de Campo Baixo a Porto de Tantum, con el pueblo colgado en un acantilado; enlazar Mato Grande con Cachaço, pasando por Chão de Aguada y por la casa donde Eugénio Tavares paraba para componer sus mornas, y de Furna a Vinagre, pasando bajo Santa Bárbara.
Fonte do Vinagre es un nombre extraño para un manantial peculiar que atrae a los habitantes de los lugares de esta región. El agua que brota aquí tiene un sabor ácido, y esas características le granjearon fama de proporcionar beneficios medicinales.
Se cree que la causa de dicho fenómeno sea la existencia de un subsuelo con un importante filón de metales.
Sea como fuere, a pesar de la fama, las circunstancias aconsejan el uso moderado de esta agua mineral. Los habitantes de la región sufren problemas de descalcificación en los dientes, hecho que podría estar relacionado con su consumo regular.
Al estar Furna, zona pesquera en la región Nordeste de la isla, expuesta a los vientos dominantes, no siempre se encuentra la paz que se viene a buscar a Fajã d’Água, abrigada en la Zona Noroeste. Bajar a pie el camino de Ribeira d’Água hasta Fajã es una delicia para el visitante, que duda entre la lozanía del verde vivo del paisaje y el azul intenso del mar, disfrutando de este auténtico regalo de la naturaleza.
La bahía de Fajã es muy acogedora, especialmente en días de tormenta, cuando otras zonas de la isla sufren el azote del clima. De ahí que sea también un lugar excelente para los pescadores deportivos, que no se hacen rogar para sacar partido a tan favorables condiciones. También las festividades y las condiciones naturales aquí existentes, como por ejemplo la atractiva piscina natural, convierten a este lugar especial, en único para tranquilas excursiones y otras actividades propias del ecoturismo, convivencia respetuosa entre el hombre y la naturaleza.
que faenaban en esta zona del Atlántico. De esta convergencia convertida en convivencia regular, nació la casi exclusiva emigración de los habitantes de esta zona a Estados Unidos. A tal punto que las referencias a este país son comunes en la vida cotidiana de Brava, tanto en su lengua, como en sus hábitos de consumo. Sus habitantes no perdonan el fútbol o el futbolín, que hasta las muchachas practican con una graciosa habilidad.
Como tampoco es difícil percibir la importancia de la música tradicional, como la Colinha y, principalmente, la morna, en la vida común de la isla de Brava. Esta expresión musical de la poesía nació en Boa Vista, pero es muy especial en la isla de las flores. Aquí la morna canta la unión del hombre con el mar, como se señala en la poesía de Pierre Loti, y canta sobre todo al amor y la saudade, reflejándose en ella el alma de Eugénio Tavares y la saga migratoria y aventurera de los habitantes de esta isla.